En el marco de la conmemoración de los 30 años de UnjuRadio, recordamos algunos hitos y procesos que marcaron nuestra sociedad durante este periodo.
Es el caso del movimiento de trabajadores y desocupados en la provincia que comenzó a crecer con las políticas neoliberales que se profundizaron a partir de los años 90.
«El gremialismo en Jujuy tomó fuerza con las grandes políticas de ajuste y con el neoliberalismo de los 90” reflexionó Fernando Acosta, secretario general de la CTA Jujuy y referente de la Verde y Blanca de ATE, en conversación con Unju Radio.
En este periodo “surge la CTA y la CCC, y se conforma el Frente de Gremios Estatales, en el que participaba también ATE”, recordó.
Con este proceso “se iba tratando de conformar una unidad de los distintos sectores del estado”. Así, «con la participación de gremios como ADEP, ATE, Judiciales, CEDEMS y APUAP”, se creó el Frente de Gremios Estatales.
“Lo que se logró hacer fue unificar los distintos sindicatos por una causa común de exigir se cumpla la responsabilidad que tenía la patronal, en este caso el Estado, que al mismo tiempo era quien implementaba las políticas de ajuste”.
Según analizó Acosta este Frente Estatal lo que consiguió “fue darle un cauce a la protesta, al descontento e instalarse en un lugar donde la política no resolvía nada”.
Este Frente tuvo mucha injerencia en las caídas de algunos gobernadores, “pero no teníamos peso en lo político-institucional para influir en quienes se designaban luego”.
“El primer gobernador que cae por la lucha de los trabajadores fue De Aparici. El 23 de agosto del 1990 de hizo un acto y nos presentamos a hacer una manifestación en la plaza, luego en el desfile tuvimos un poco más de adhesión. A veces éramos pocos y otras veces teníamos mucha convocatoria”, recordó.
Acosta explicó que los principales objetivos de esta lucha obrera era “tener autonomía de los partidos políticos, de los gobiernos y defender a los trabajadores”, y, aunque no todos eran “del mismo palo político”, esto beneficiaba la “construcción de un espacio plural”.
“Nosotros nos planteábamos que la situación era sobre todo gremial reivindicativa y manteníamos una unidad. Teníamos en clara la defensa de los intereses de la clase trabajadora”.
En ese sentido mencionó la Marcha Federal “que comenzó con algunos conflictos provinciales y se logró articular entre sectores, la marcha federal que fue la manifestación más importante que mostraba quienes eran los poderes reales”.
La importancia de esta marcha radicó en “demandar al Estado Nacional que cumpla sus obligaciones”, en el marco de la discusión sobre la regionalización del país “que quebraba su unidad”.
“El problema en aquel momento era que no se pagaban los salarios”, indicó, y que, a pesar de que “en un momento logramos un aumento considerable, el más alto en todo el país”, con los retrasos en los pagos y la hiperinflación, “se achataban rápidamente”.
Luego “se volvió con el esquema de unificar los pedidos de todos los sectores”, a través, no solo del reclamo, sino de la presentación de “una propuesta económica de manejo de tierras, de producción, un reclamo unificado y una propuesta para resolver los problemas, eso fue muy fuerte para poder mantener esa unidad”.
Además destacó la importancia de las asambleas de trabajadores en aquel momento: “las asambleas tenían mucho respaldo y había mucha consulta para decidir las acciones”.
Por ello, los avances conseguidos “se dieron porque se disputó la voluntad de las bases, se logró que los compañeros acompañen y empujen, creyendo que la única forma de resolver la cosas era luchando”.
Ya para los años 2000 se sumaron los movimientos de trabajadores desocupados cuando la CTA incorpora a los desocupados dentro de una central de trabajadores.
“Estas personas se organizaban en el barrio. Por eso comienzan las organizaciones sociales y barriales. Había muchas personas sin trabajo, se despedían muchos empleados y se los fue incorporando al movimiento”.
De esta forma los movimientos de trabajadores desocupados se inician como “parte de la misma lucha de los gremios estatales, con sus características propias, pero con las mismas reivindicaciones”.
“La unidad de todos los sectores fue los que nos dio la fuerza”, expresó.
Más cerca en el tiempo el Frente fue perdiendo su fuerza e influencia, y esto se debió, según Acosta a “la división en la participación de los gremios estatales y una nueva forma de pelear creyendo que podían arreglar sus situaciones sectoriales sin tener en cuenta a los demás”.
Como conclusión, hasta fines de los 90 el Frente Amplio Gremial funcionó como fundamental en las luchas populares. Una vez terminados los 90 comienza a haber otros tipos de peleas políticas con la incorporación de las trabajadores desocupados y de los movimientos barriales.
“En los 90 no había una representación política del pueblo, “la traición de Menem también rompió en la provincia toda la relaciones entre la dirigencia y el pueblo”.
“Por eso comienzan a aparecer las organizaciones sociales para dar respuesta a situaciones que la política no resolvía”.
Por último se refirió a la situación actual del sector sindical y dijo que, en la provincia, “tienen miedo” y “no apuestan a la fuerza de los trabajadores”.
“Hay que convocar a asambleas, hacer plenarios, preguntar, consultar, ver que quieren hacer. La gente no acompaña porque no te ve pelear a vos”, concluyó.
