Daniel González, antropólogo y docente de la UNJu, realizó un análisis de lo que sucede en Bolivia y en américa latina cuyo común denominador parecería ser que fueron orquestados por grupos que responden a intereses económicos con importantes vínculos políticos.

En referencia a los acontecimientos que se suceden en el vecino país de Bolivia, González expresó que «al lado del territorio jujeño hay un clima de preguerra civil, hay un clima de extrema violencia y de desorden general», agregó que «se han liberado algunas tensiones que estaban en la sociedad boliviana y que no se la veía o no se las quería», consideró que el «quiebre» institucional en ese país fue «responsabilidad de Evo y de su vicepresidente al no respetar el plebiscito de hace tres años», cuyo propósito fue preguntarle a la sociedad si estaba de acuerdo o no en que haya una reforma de la constitución nacional que le permitiera una nueva reelección a Evo Morales, en aquel momento el «No» obtuvo un 51% de los votos, mientras que el «Sí» obtuvo el 49% .

Daniel González sostuvo que a lo largo de estos 13 años, el gobierno de Evo Morales sufrió un desgaste «al principio sumo mucho y después fue restando»; preciso que existen grupos de poder que están dispersos por todo América latina y buscan causar algún tipo de conmoción en gobiernos democráticos y populares, «existen y operan no sólo en Bolivia sino en toda nuestra región, tienen que ver con los agronegocios y con la minería», buscan beneficiarse a través de la explotación de los recursos naturales.

Para el antropólogo en Bolivia no existe una sola causa que motiva estos hechos de violencia y descontrol en las calles, además de lo económico y político subyace un componente «racista» relacionado al origen indígena de Evo Morales, «hay una cuestión de racismo que estaba muy fuerte en Bolivia que tiene que ver con la autoimagen que tiene Santa Cruz de sí misma pero también tiene que ver con la autoimagen que tienen las minorías y las élites bolivianas de sí misma que se ven incluso más blancos de lo que son».

González puso de manifiesto que «los movimientos populares tienen que madurar de modo que puedan generar formas orgánicas institucionalizadas» en las cuales pueden variar las personas pero no así sus propósitos; sobre lo que ocurre en Bolivia, evito hablar de golpe de estado para referirse «a un quiebre» de poder en el gobierno que se vio debilitado por la falta de consensos con los sectores mayoritarios de la sociedad.