El establecimiento de esta efeméride tiene como objetivo fomentar los derechos de los niños y niñas a nivel mundial y concientizar a la sociedad sobre las consecuencias del maltrato en las infancias.
En ese marco, el Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) considera formas de violencias contra los niños y niñas al abuso y maltrato físico y mental, el abandono o el tratamiento negligente, la explotación y el abuso sexual. Asimismo, indica que esas violencias puede ocurrir en distintos ámbitos como el hogar, las escuelas, los orfelinatos, los centros residenciales de atención, en las calles, en el lugar de trabajo, en prisiones y establecimientos penitenciarios.
UNICEF también señala que esas violencias pueden afectar la salud física y mental de los niños, perjudicar su habilidad para aprender y socializar, y, más adelante, socavar su desarrollo como adultos funcionales y buenos progenitores. En los casos más graves, la violencia contra los niños conduce a la muerte.
En cuanto a los derechos de los niños y las niñas, históricamente, en 1959 las Naciones Unidas dictaron La Declaración de los Derechos del Niño, sin embargo en ese entonces no tenía carácter obligatorio universal. Hacia 1979, el gobierno de Polonia presentó una nueva versión con importantes ampliaciones del tema, que implicó un largo camino de 10 años de negociaciones y debates entre gobiernos de todo el mundo hasta acordar el texto final. Recién el 20 de noviembre de 1989, dicha declaración se convierte en ley obligatoria y universal.
A nivel nacional, la Convención fue ratificada por la República Argentina en septiembre 1990 mediante la Ley 23.849. La misma tomó rango constitucional en nuestro país en el 1994, estableciendo que los niños, niñas y adolescentes son sujetos de derecho.
La ley también contempla como deber el respeto por su derecho a ser oídos y que su opinión sea tenida en cuenta; al pleno desarrollo personal de sus derechos en su medio familiar, social y cultural;a su edad, grado de madurez, capacidad de discernimiento y demás condiciones personales; al equilibrio entre los derechos y garantías de las niñas, niños y adolescentes y las exigencias del bien común.
Por último, la ley dispone que se debe respetar el centro de vida de las niñas, niños y adolescentes, entendiéndose a ésta como al lugar donde transitaron en condiciones legítimas la mayor parte de su existencia.
Cabe agregar que, en caso de sufrir maltrato o si se tiene conocimiento de alguna persona que esté atravesando violencia, se pueden comunicar a la línea telefónica 102 “Tu derecho a ser oído/a” las 24 horas, los 365 días del año. También se puede concurrir a una de las 35 Oficinas de Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (OPD) en la provincia, denunciar en la comisaría más cercana o dirigirse al Ministerio Público de la Acusación en calle Urquiza Nº 462 de la Capital.
