Opinión de Luisa Ortíz, docente, profesora de nivel medio.

Paulo Freire decía «la presencia del educador y de los educandos no se da en el aire. Educador y educandos se encuentran en determinado espacio. Ese espacio es el pedagógico».

Debido a la cuarentena obligatoria que atraviesa el país y la provincia por la emergencia sanitaria las aulas de los establecimientos educativos se cerraron y se mudaron a cocinas, cuartos, livings o el espacio que cuente el hogar de los niños y niñas que están escolarizados.

Han aparecido sobre todo en las redes sociales desde memes mostrando frustración de padres y madres por no poder con las tareas de los chicos, bromas y también aplausos para los docentes.

Considero que en nuestra provincia de Jujuy no estaban dadas las condiciones para que el ciclo lectivo en estos primeros meses se realice virtualmente, en los casos que se puede hacer.

Respeto y valoro el esfuerzo de aquellas y aquellos que también tuvieron que organizar su propio hogar; poner a disposición sus medios para que se continúe con tamaña tarea.

Sin embargo esta «romantización » del proceso educativo «virtual» no hace mas que mostrar los privilegios para pocos y las dificultades para muchos educandos.

Tres de mis sobrinos en edad escolar de distintos niveles educativos de escuelas públicas reciben cada dos o tres días via wasap un sin fin de tareas cada dos o tres días via wasap un sin fin de tareas que deben enviar en un tiempo pre establecido; sin embargo no reciben ningún tipo de explicación de ningún docente, reciben solamente textos y consignas a desarrollar.

No importa cual sea el aula, pero claramente aquí no existe proceso educativo, ese proceso que debe permitir crear y alentar las cualidades de los niños y niñas que les permita alcanzar sus sueños.

En esos espacios áulicos, improvisados por tutores y docentes, no responden a la realidad que vive cada niño y niña.
Porque además de lidiar con el encierro, deben hacer frente al nerviosismo del tutor, por no saber explicar la consiga que nunca fue explicada.

No estoy en contra de los docentes, estoy preocupada por la desigualdad que existe en el proceso de enseñanza aprendizaje en épocas de pandemia y en tiempos normales.

No está nuestro sistema educativo provincial preparado para recibir contenidos «virtuales» homescholl.

Porque no se capacitó a todos los docentes, porque no todos tienen las herramientas para acceder a los contenidos, porque no todos tienen un hogar con ambientes físicos, ni emocionales propicios para esta forma de «ir a la escuela».

No estuvo bueno hoy en una videollamada escuchar a mi sobrino de 12 años y a mis sobrinas de 10 y 7 decir «no entiendo, si no nos explicaron».

Entonces decidió la madre y dijo que el aula en tiempos de pandemias va a ser cualquier lugar de la casa en donde se van a reforzar los valores de solidaridad, de la comunicación y cómo diría Freire que sea un aula que gentifique, que forme buenas personas.

Porque está claro que no todos tienen el mismo compromiso con sus estudiantes y que el sistema educativo como está planteado expulsa y el que se quedó atrás pierde.

Que el aula-hogar sirva para que se entienda que los niños y niñas tienen particularidades, que tienen potencialidades infinitas y debemos entender que los estudiantes deben apropiarse de la escuela, de las aulas para construir proyectos colectivos.