El Carnaval es para el mundo occidental uno de los festejos más esperados y cargados de simbolismos; las ceremonias que se realizan en distintas partes del mundo, dan cuenta de la necesidad de las sociedades de desprenderse por un tiempo establecido y ritualizado, de la rutina y obligaciones que demandan la vida cotidiana, permitiendo que afloren del interior de cada ser humano sus sueños, frustraciones y deseos, con libertad y sin remordimientos.
Sus orígenes pueden ubicarse en el mundo Andino como ceremonia de agradecimiento a la Pachamama y petición de su protección a los bienes y personas; en Europa, por ejemplo Grecia primero y Roma después, en los meses de febrero, cuando ocurría la transición del invierno a la primavera y con ella, las cosechas y vendimias; temporada en la que se producirán las fiestas dionisíacas en honor al Dios Dionisio (deidad griega del vino y el teatro) donde se presentaban tragedias y comedias y se organizaban grandes fiestas donde además de los excesos, abundaban la buena comida y el buen vino.
En la actualidad, los carnavales en el mundo, tienen la particularidad de cada región donde se desarrollan, por ejemplo, el de Brasil, con su Sambódromo y sus “Escola do Samba” llenas de brillos, luz y color; en Venecia con sus trajes elegantes y refinamiento que devienen del Renacimiento del siglo XVI y el Romanticismo del siglo XIX; en Nueva Orleans en Estados Unidos con el Mardi Grass y sus reminiscencias y origen francesas
En nuestro continente dichos festejos, con la llegada de la iglesia católica, comenzaron a tener el sincretismo propio de las culturas que han sido atravesadas por la religión y que como resultado se transforman en ceremonias cargadas de símbolos de ambas culturas, lo que genera una hibridación produciendo así un fenómeno único e irrepetible.
Enmarcado en el calendario religioso, se encuentra el martes de Chaya, ceremonia que se realiza antes del miércoles de cuaresma, fecha en la que comienza en la efeméride litúrgica, la preparación para el ayuno previo a las pascuas.
En la Chaya, los participantes agradecen a la Pachamama, ofreciéndole alcohol y haciendo un hueco en la tierra donde se colocan ofrendas y algún manjar en su honor, como así también se chayan o bendicen con agua bendita aquellas pertenencias o bienes que hayan sido adquiridas en el último año, pidiendo por su conservación y buena fortuna, se usa papel picado, mixtura y se celebra y agradece por igual, por lo que se identifica este día como uno de los más importantes en las celebraciones del carnaval.
(Foto: facebook de Lidia Aurorra)
