Los equinoccios (del latín aequinoctium (aequus nocte), «noche igual») son los momentos del año en los que el Sol está situado en el plano del ecuador celeste. Ese día y para un observador en el ecuador terrestre, el Sol alcanza el cenit (el punto más alto en el cielo con relación al observador, que se encuentra justo sobre su cabeza, vale decir, a 90°). El paralelo de declinación del Sol y el ecuador celeste entonces coinciden.
El término equinoccio, remite también a la duración del día y la noche, ya que desde la jornada en que se produce, son equivalentes.
Contrariamente a lo que se cree, el comienzo del otoño, ocurre el 20 de marzo, en este año a las 15.30 o 12.30 horario de Argentina.
El otoño está asociado con el ideal romántico de la nostalgia y el paso inexorable del tiempo, representado por la caída de las hojas de los árboles, los días cada vez más cortos y el sentimiento apesadumbrado de la tristeza ineludible.
Consultada por la representación del equinoccio de otoño y el mes de marzo, como parte del ciclo estacional, el portal de Unjuradio diálogo con Florencia Angulo, profesora de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional de Jujuy, quien citó algunos párrafos de un texto del cronista colonial amerindio de origen incaico Guamán Poma de Ayala, quien en su texto “Nueva corónica y buen gobierno” señala: “Este mes andan llenos los ríos y engañan a los hombres. Parecen tranquilos, pero la correntada va por dentro. Y así se ahogan muchos españoles e indios este mes” En otro párrafo escribe el autor “En los llanos este mes es la furia de sembrar maíz, pallares y garbanzos.
Este mes comienzan a aumentar los ganados, carneros del monte, guanacos y vicuñas. Hay comida en todo el reino, para pobres y ricos. Y así este mes el Inca nombraba un Arihua Pariapachacas, juez en cada pueblo para mandar la guarda de los granos. Y que tuviesen para todo el año, porque unos comen de prisa y temprano mueren de hambre. Y así hay contento en todo el reino, en casa de los pobres y de los ricos”.
La docente universitaria señaló: “Es un mes de tranquilidad y alegría. Un mes que celebra la buena cosecha”.
El equinoccio abre la puerta al invierno, invita a la naturaleza a replegarse para guardar energías en el frio y la lluvia, y durante un tiempo, el equilibrio entre el día y la noche, es una danza amigable entre el sol y la luna.
Según datos del Servicio Meteorológico Nacional, la semana del 21 al 25 de marzo, tendrá algunas lluvias con temperaturas mínimas de 12 grados y máximas de 26.
