El 2021 llegó al final, pero lamentablemente no podemos decir lo mismo de la pandemia, que cumplió 2 años. El 31 de diciembre de 2019 las autoridades sanitarias chinas informaban la existencia de veinte casos de neumonía relacionada a un virus desconocido proveniente de la Wuhan. La Covid-19 contagió a más de 280 millones de personas y causó 5,4 millones de muertes en todo el mundo.
Es menester realizar la aclaración pertinente: el festejo se lleva adelante en casi todos los países occidentales y cristianos, puesto que, para la cultura china, o las religiones judías y musulmanas, el año nuevo está relacionado directamente con ciclos de la naturaleza y calendarios lunares (Año Nuevo Chino) o tradiciones religiosas (Religión Judía y musulmana).
En el mundo occidental, el 31 de diciembre a la medianoche la tradición indica que dejamos atrás penurias y dolores, frustraciones y sueños perdidos, despedimos a las personas que han dejado este mundo, y agradecemos las victorias, las batallas ganadas y los éxitos cosechados.
Esto puede ocurrir, porque en este planeta tierra como lo arbitran los ciclos naturales, todo lo que termina, da paso a algo nuevo, y el renacer siempre es sinónimo de esperanza en nuestra humanidad tan duramente golpeada, por un virus que nos ha cambiado para siempre la vida y las costumbres.
Pero no siempre fue así, hubo un tiempo, hace varios siglos, donde al año nuevo ni siquiera se festejaba, y la humanidad se regía por los ciclos de siembra y cosecha, mucho antes de comenzar a contar en meses y años.
Luego, los egipcios inventaron el primer reloj solar aproximadamente en 1450 A.C. instrumento de medición que permite calcular la hora aproximada del día en función de la sombra que proyecta una escuadra de metal y madera sobre una superficie circular dividida en 12 secciones de 15 grados cada una.
Basado en este reloj de sol, cuenta el mito, que fue Rómulo, uno de los fundadores de Roma, quien diseñó un sistema métrico que permitía dividir el año en meses, días y horas. Luego, el Emperador Julio Cesar, instauró el calendario Juliano en el año 46 A.C., estableciendo su uso en 45 A.C. donde el comienzo del año ocurría los 1° de Marzo, día de la cosecha.
Ocurrió entonces, que el papa Gregorio XIII, en 1582 notó que el calendario Juliano tenía un desfasaje de varios días lo que entorpecía el tiempo de las cosechas y las siembras, y entonces decide imponer el calendario que lleva su nombre en el mundo cristiano, y paulatinamente la civilización occidental adhirió y oficializó el calendario Gregoriano por el que nos regimos en la actualidad, razón por la cual celebramos el comienzo de año todos los 1° de Enero.
En distintas partes del mundo los festejos varían ya que la celebración dejo de ser un ritual religioso para transformarse en una fecha social, y fraternal, donde las reuniones suelen ser entre amigos, pueden presentarse en un viaje, pero ya no es necesaria la tradicional cena familiar.
Existen muchos y variados rituales de fin de año, todos persiguen la costumbre de enfatizar la idea de fin y comienzo, de cierre de ciclos, de renovación de posibilidades, por poner ejemplos: en Latinoamérica se estila salir y volver a entrar a la casa, como símbolo de un nuevo renacer; en algunos países latinos se regalan monedas o lentejas ya que se dice que estas legumbres, tienen forma de moneda, y al cocerse duplican su tamaño, y regalarlas augura duplicar el éxito y la fortuna.
En Argentina, si se desea viajar, el uso y costumbre señala que se debe dar una vuelta a la manzana con una valija vacía. Si se desea encontrar amor, se deben prender velas rojas y blancas, y si se desea tener éxito y fortuna, debe ungirse el cuerpo con miel para la dulzura y la bienaventuranza.
Es decir, desde siempre, el ser humano necesito tener fe en algo, ya sea en un Dios, en la naturaleza o en el universo, pero en todo caso, cuando llega el 31 de diciembre, en general ocurre que en los corazones de las personas se produce una especie de reseteo y todos y todas volvemos a confiar que todo es posible, y la vida resulta ese lienzo en blanco dispuesto para que escribamos nuestras mejores experiencias.
De esta forma, el staff de UnjuRadio y en especial desde la columna de Cultura y Espectáculos les deseamos que logren expandir su mejor lienzo en blanco y trazar en él sus mejores sueños y anhelos, y por supuesto, que se cumplan, ¡hasta el año que viene!.
