Llega diciembre y en todo el mundo comienzan los preparativos para recibir a la Navidad: el montaje y la decoración del arbolito, la preparación de los manjares que serán degustados, tal vez la confección de la cartita para Papá Noel, los balances del año transcurrido y la renovación de la esperanza como motor para la realización de las futuras metas y sueños.
En UnjuRadio queremos acercarle el origen de esta festividad, que, si bien tiene un carácter eminentemente religioso, suele ampliarse a la comunidad, la cual encuentra en ella una buena oportunidad de reunir a las familias alrededor de la mesa.
La Navidad, para los fieles cristianos es la festividad más importante de la efemérides religiosa, en ella, los devotos celebran el misterio de la encarnación de Dios en un pequeño ser humano quien llegó a la vida para quitar el pecado del mundo: El Niño Jesús.
Una publicación de la prestigiosa revista National Geographic da cuenta que La Navidad, la conmemoración del nacimiento de Jesucristo, que se celebra el 25 de diciembre, guarda muchas similitudes con las Saturnales, las fiestas paganas que celebraban los romanos en honor a Saturno, el dios de la agricultura y la cosecha, y que originalmente transcurrían entre el 17 y el 23 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno, el período más oscuro del año, cuando el Sol sale más tarde y se pone más pronto.
En la nota publicada el 8 de diciembre a propósito del Día de la Inmaculada Concepción de Maria, se hacía referencia a este día, la madrugada del 25 de diciembre en Belén, en una gruta donde se encontraban María y José, es que nació el Salvador para el cristianismo.
Consultados los datos que arroja el Vaticano en su portal oficial (www.vaticannews) podemos saber que ya en el año 354, uno de los calendarios cristianos más antiguo da cuenta que en esa época en Roma la Navidad ya se celebraba el 25 de diciembre. Si bien la fecha corresponde a la fiesta pagana de Natalis Solis invicti, la celebración del solsticio de invierno y también el nacimiento del nuevo sol después del día más corto del año.
En Oriente, en cambio, durante un tiempo se continuó celebrando el nacimiento de Jesús el 6 de enero con el nombre de Epifanía, para luego adoptar la fecha del 25 de diciembre del 376 en Antioquía y del 380 también en Constantinopla, mientras que en Roma la fiesta de la Epifanía se introdujo el 6 de enero, celebrando la manifestación del Salvador a los Reyes Magos. Así quedaron ambas fechas separadas para su celebración.
El tiempo litúrgico de la Navidad, sin embargo, es más largo que un solo día: va desde la víspera del 24 hasta el Bautismo de Jesús (alrededor del 13 de enero) y en particular las Misas del 24 y 25 de diciembre, desde el punto de vista litúrgico, constituyen un unicum como las celebraciones del Triduo Pascual.
En Latinoamérica les festejos de la Navidad conservan sus tradiciones religiosas, como asistir a la misa, la reunión familiar, las comidas de largas preparaciones y exquisitos sabores, sin embargo, en algunos países se llevan a cabo algunos rituales ancestrales que ponen en evidencia el sincretismo presente por estas latitudes.
En Perú, por poner un ejemplo, después de las cero horas del 24 de diciembre, luego de tomar el tradicional chocolate caliente y hacer el respectivo brindis, se sientan todos alrededor de la mesa y leen las hojas de coca para predecir el futuro que les deparará el año nuevo.
En Méjico se rompen las tradicionales piñatas en forma de estrellas de siete puntas, que simbolizan los siete pecados capitales y al romperlas, caen de ellas caramelos que representan el premio por haber resistido las tentaciones.
En Argentina, además del tradicional asado de Navidad, también se realizan comidas calóricas más propia del hemisferio norte como pavo o chancho, se asiste a la tradicional Misa de Gallo -a veces finaliza pasadas las 24 hs.-, se sostiene la costumbre del uso de la ropa interior rosa y la familia se reúne alrededor del árbol para abrir los regalos que ha traído Papá Noel.
En Jujuy, una de las características celebraciones es la adoración de los pesebres donde niños, niñas y adolescentes a través de cantos y danzas típicas veneran al niño Jesús en los pesebres familiares, recorriendo así, los domicilios de cada barrio, llevando alegría, devoción y esperanza.
