La educación es el arma más poderosa que se puede usar para cambiar el mundo” Nelson Mandela
La educación es un pilar fundamental para el desarrollo equitativo de nuestro país. Por eso saludamos y reconocemos a las maestras y a los maestros en su día.
Fue durante la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas, en Panamá, en 1943, que se decidió que en Argentina, las maestras y maestros celebran su día.
Cada 11 de septiembre se celebra en la Argentina el Día del Maestro, en conmemoración al fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento en 1888.
Hace 33 años, en 1988, se estrenó una película protagonizada por Juan José Camero (El maestro) y Gonzalo Morales (Veronico), “La Deuda Interna”, dirigida por Miguel Pereira. El filme contaba de manera muy especial el vínculo entre un maestro rural y uno de sus alumnos en un contexto singular para la historia argentina; La guerra de Malvinas.
El maestro (Camero) se involucraba en la vida de sus alumnos y alumnas, porque además era su confidente, doctor, cocinero, pero por sobre todo era un ser humano.
Su tarea nunca fue reconocida y en soledad lloraba la muerte de su alumno preferido en el Crucero General Belgrano, hundido en el conflicto bélico.
El Día del Maestro/Maestra en el 2020 y en este 2021 se dan en un escenario marcado por la pandemia del Covid 19. Muchas personas han fallecido a causa de esta enfermedad, entre ellos, docentes que han caído cumpliendo con su deber en las aulas.
Esta «nueva normalidad» también ha modificado la forma de enseñar-aprender. Las Tecnologías de la información y la comunicación ha irrumpido abruptamente en este nuevo escenario mundial. La virtualidad ha permitido que los contenidos escolares se pueden dictar a distancia mediados por la computadora, el celular o la tablet.
En este contexto, el portal de noticias de UnjuRadio decidió homenajear a los maestros en su día escuchando las vivencias de dos docentes, Karina Alarcón y Daniela Calderón cada una viviendo realidades similares en lugares diferentes.
Daniela contó que se recibió en Córdoba en 1998 y tras volver a la provincia de Jujuy, su vocación y su amor por la docencia la llevo a trabajar en la escuela de Palma Sola, donde sus alumnos y alumnas agradecían cada actividad que ella les dictaba, donde las familias acompañaban y donde realizo su primer maratón de Lectura.
De su paso por ese establecimiento, Daniela guarda gratos recuerdos donde forjó sus valores como docente. En 2016, se trasladó a la capital jujeña para trabajar en una institución escolar de gestión social, ahora integrada al sistema educativo, donde con la misma pasión y fortaleza supo adaptarse al nuevo contexto y llegar a sus alumnos. El apelativo “Ser Sarmientito” debería adjudicársele a cada docente que en pandemia sostuvo a sus estudiantes.
Daniela aclaró que su labor como docente no termina en las aulas, sino que va más alla. Recordó una triste anécdota cuando la mamá de un alumno la llamo a las 3 de la mañana para pedirle frazadas porque se les había inundado la casa y debió salir a asistir y contener a esa familia. Aseguró que además de dar clases, en ocasiones deben escuchar los problemas que atraviesan las familias e influyen en los estudiantes. Es necesario comprender la realidad de cada grupo familiar sin juzgarlo indicó. «La educación es como una mamá que contiene y abraza a todos y todas».
Por su parte, Karina contó que se recibió hace 12 años y a partir de alli comenzó a trabajar en una escuela de gestión privada en San Salvador de Jujuy. Desde el 2016, en un establecimiento con la Modalidad de Educación Hospitalaria y Domiciliaria.
La Educación Hospitalaria y Domiciliaria asegura la igualdad de oportunidades a estudiantes cuando exista una indicación de reposo.
• Educación Hospitalaria: comprende la atención educativa de los estudiantes que se encuentran internados en los efectores de salud tanto públicos como privados.
• Educación Domiciliaria: comprende a los estudiantes se encuentren en reposo domiciliario por atravesar una situación de enfermedad, que les impide concurrir a una escuela. El hogar de cada estudiante se constituye en un aula escolar domiciliaria, donde el docente llevará a cabo su escolarización.
Bajo esta modalidad, las y los docentes viven la enfermedad de cerca, y esa es otra experiencia que en pandemia se dimensiono con la gran lupa de la vulnerabilidad. Y allí también estuvo ella, enseñando y acompañando.
Karina reconoció que la pandemia modifico su estructura interna, la forma de ver y sentir la educación. Virtualidad y presencialidad son términos de uso diario. En su relato se oye a una nueva mujer y docente que conoció el esfuerzo que significa tener dos trabajos para poder llegar a fin de mes. Luego de cumplir su horario de trabajo sigue dando consultas a esos mismos estudiantes en una jornada que no termina nunca, siempre dispuesta a contestar sus inquietudes.
Hoy, 11 de setiembre, un merecido homenaje a todas las Danielas y Karinas que ejercen tan noble profesión. A todas las seños que nos educaron y cuya enseñanza nunca ha sido olvidada, porque si hay una vocación que no tiene fronteras ni limites, esa es la docencia primaria.
