Científicos del CONICET realizaron una investigación clave en la lucha contra las plagas resistentes, mediante ensayos con extracto de árbol de eucaliptus en larvas de Aedes aegypty para descubrir los mecanismos que afectan al mosquito transmisor del dengue.
Días atrás se publicó un trabajo científico de expertos del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), que mostraba resultados del funcionamiento del aceite esencial de eucaliptus contra las larvas de Aedes aegypti, mosquito transmisor del dengue.
Esta investigación resulta clave en la lucha contra las plagas existentes y consistió en ensayos con extracto de árbol de eucaliptus en larvas de este mosquito, para descubrir los mecanismos que lo afectan.
Los especialistas, según cuenta Sheila Ons, investigadora del CONICET en el Centro Regional de Estudios Genómicos de la Universidad de la Plata (CREG, UNLP), se propusieron descubrir cómo el extracto de este árbol afecta y mata a las larvas, y, a la vez, saber de qué manera se defienden del efecto tóxico.
La investigadora explicó que las pruebas realizadas mostraron una clara interacción entre una molécula que transporta el compuesto del eucaliptus con actividad insecticida, y un grupo de pequeñas proteínas llamadas quimiosensoriales, que son conocidas por su papel en la recepción de los olores por parte de los insectos.
“En este caso, lo que pudimos confirmar es que estas proteínas entran en juego pero no en relación al sistema olfativo, sino en la respuesta detoxificante por parte de las larvas, es decir, en el intento por sacarse de encima o evadir la acción tóxica del eucaliptus”, explicó Ons, agregando que se trata de una reacción que ocurre siempre que se expone a un organismo frente a lo que se denomina xenobiótico, es decir, “algo externo que resulta tóxico y que puede variar en su mecanismo, dándose a veces en forma de procesos metabólicos que lo transforman para poder excretarlo, y en otras, sucede a través de moléculas que secuestran al compuesto extraño para que no pueda ejercer su efecto venenoso”.
De acuerdo a lo observado en este trabajo, el equipo de especialistas cree que son ambas modalidades las que se ponen en marcha en las larvas en contacto con el aceite utilizado.
La investigadora apuntó a que la hipótesis es que “las proteínas quimiosensoriales de las larvas se pegan al compuesto tóxico que contiene el extracto de eucaliptus y de esa manera tapan su efecto nocivo”, explicando que, si la dosis es alta, la respuesta detoxificante no alcanza, y termina provocando la muerte.
Es de esta manera que la investigación respalda los resultados obtenidos en otro estudio científico realizado en 2020 sobre detoxificación de insecticidas sintéticos en mosquitos, pero que en esa oportunidad fueron utilizados ejemplares de la especia Anopheles, transmisora de malaria. Este trabajo es el primero en observar este mecanismo en Aedes aegypti y en una sustancia natural.
Para los experimentos realizados en laboratorio, se dividió a los insectos en dos grupos, en los cuales solo uno fue incorporado a un recipiente de agua que tenía una pequeña cantidad de aceite de eucaliptus, y, a su vez, el segundo se quedó en un punto medio líquido, sin la solución.
En este sentido, Ivana Sierra, Becaria del CONICET en el CREG, contó que cada grupo de larvas se expuso al tratamiento en condiciones óptimas de temperatura y humedad durante 14 horas, para colectar al finalizar la mitad de las larvas de ambas poblaciones, y someterlas a los ensayos de expresión, en los que observaron de qué forma las proteínas quimiosensoriales comenzaban a proliferar aceleradamente.
En el término de un día, el nivel de mortalidad era elevado. La especialista añadió que “los extractos de aceites esenciales se obtienen por hidrodestilación de las hojas frescas, y el de eucaliptus suele clasificarse como altamente activo contra las larvas. El que usamos nosotros pertenece a la especie Eucalyptus camaldulensis, y es uno de los que presenta mayor actividad larvicida”, y el compuesto fue provisto por el investigador del CONICET Héctor Masuh, del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF, CONICET-MINDEF).
La investigación concluyó con un estudio como complemento de las pruebas de laboratorio, que incluyó un estudio con representaciones computacionales de un determinado fenómeno, a cargo de Alejandro Nadra, investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Esto tenía como objetivo predecir si habría interacción entre las moléculas involucradas, herramienta que demostró que la toxina y la proteína quimiosensorial tienen una fuerte tendencia a interactuar y unirse entre sí.
Es así, que las evidencias reunidas permitieron al equipo de investigadores profundizar en la búsqueda de estrategias de control de plagas por fuera de los insecticidas químicos, cuyo uso indiscriminado trae consecuencias al medio ambiente, y favorece la proliferación de nuevas generaciones de insectos más resistentes.
