El Dr. Arnaldo Dubin, miembro de la SATI (Sociedad Argentina de Terapia Intensiva) y profesor e investigador de la Universidad de La Plata, en diálogo con UNJuradio 92.9, reflexionó sobre la situación ante el avance de la segunda ola de coronavirus en el país. Advirtió que «estamos en caída libre hacia el abismo de una catástrofe sanitaria sin precedentes si el sistema se satura, y estamos cerca.» También se refirió a la frase desafortunada del Presidente considerando que «él mismo aclaró diciendo que no tenía nada que ver con los trabajadores de la salud.»
En primer lugar, manifestó que “hay muchos menos médicos intensivistas de los que se necesitan . Es una especialidad muy demandante en lo físico, anímico, el trato permanente con el dolor, la muerte y el sufrimiento. Además de las malas condiciones de trabajo y escasas remuneraciones . De modo que la terapia intensiva se asocia con un estilo de vida negativo y es rehuía por los médicos recientemente graduados.»
En ese sentido, aseveró que la terapia intensiva hubiera colapsado de no ser por el conjunto de médicos extranjeros, fundamentalmente bolivianos y colombianos, y que sin ellos hubiera sido imposible sostener dicha terapia antes, y mucho más ahora. «Un montón de compañeros se enfermaron, algunos no volvieron a trabajar, otros han fallecido y muchos dijeron que no quieren hacer mas terapia intensiva. Este año hemos estado sometidos a una carga máxima de trabajo y la consecuencia es que estamos exhaustos. Eso incide directamente en el rendimiento y la cruda consecuencia es que los pacientes se mueren más,» resaltó.
Por otra lado, el experto argumentó que «estamos en caída libre hacia el abismo de una catástrofe sanitaria sin precedentes si el sistema se satura, y estamos cerca. Se pude repetir el escenario de Brasil, en donde no solamente los hospitales están colapsados sino también los cementerios. Entiendo que la gente esté cansada, que no respete las medidas, pero esto tiene múltiples explicaciones, como la negación como un medio de defensa. Tampoco contribuyen los discursos, desde los medios de comunicación y la política, que tienden a minimizar la situación». Considera que es muy preocupante la actitud que están teniendo y que hay que transmitir que ésta es una condición extrema y que, en las próximas semanas, puede haber una catástrofe inusitada en el sistema sanitario. Piensa que, frente a un sistema sanitario debilitado, que ya pasó su límite, y a una enfermedad que crece a un ritmo desenfrenado, lo único que se puede hacer es limitar la circulación. Y que es importante recurrir a las responsabilidades individuales pero, cuando éstas no son suficientes, en vista de la catástrofe que se avecina, el Estado debe ejercer medidas.
Respecto a las restricciones tomadas por Alberto Fernández, el investigador expresó que hay miembros de la oposición y medios que atacan las mismas, que no tienen otro objetivo que el de salvar la vida de los argentinos, que es lo que está en juego. «Por supuesto que es molesto cerrar las escuelas, donde no reside el mayor peligro, pero sí en las aglomeraciones de padres a la salida y, como vemos en los noticieros, no se protegen ni usan barbijo. Hay que evitar toda esa situación crítica y extrema que estamos viviendo. Esto es la etapa inicial del colapso, no hay tiempo para esperar. El ataque a estas medidas que restringen la circulación atenta contra la salud y la vida de los argentinos. Es lo mismo que pasó inicialmente con la cuarentena y cuando se planteó que la vacuna Sputnik V era veneno. Eso es terrorismo sanitario. Me hubiera gustado medidas mucho más estrictas, pero no sabemos qué pasará. Lo que se aconseja es hacer cuarentenas focalizadas, intensas y breves (2 ó 3 semanas). Si esto no tiene un efecto rápido, será indispensable recurrir a acciones más importantes, a pesar de la angustia que generan,» desarrolló.
En el aspecto económico, planteó que la pandemia afecta a los sectores económicos más postergados, por lo que es indispensable ayudar a los sectores más pobres de nuestra población. Agregó que las crisis económicas, en términos generales, no son provocadas por las cuarentenas sino por la pandemia y que, los países que no hicieron cuarentena, tienen crisis económicas profundas y, además, muchos más muertos. «Si la pandemia sigue este curso, la actividad económica se va a caer sola. En este momento los contagios están provocando que líneas de producción en la industria se caigan. Necesitamos estas medidas de aislamiento,» resaltó.
Según Dubin, hay muchos frentes de lucha, ya que hay que luchar contra la ignorancia de los antivacunas, contra los que se oponen a lo que puede ayudar a nuestro pueblo. Médicos y funcionarios incluso, que están diciendo que se implementó un estado de sitio o que, suspendiendo las cirugías programadas, esto se resuelve. «Son banalidades, argumentos pueriles y sin fundamento. Los intensivistas estamos cansados, pero tenemos un compromiso irrenunciable porque estamos en guerra contra una pandemia. Y ésta es una causa nacional en la que estamos luchando por nuestro pueblo y, definitivamente, con lo agotado que podemos estar, la alegría y la felicidad está en la lucha,» apuntó.
Por último, el Dr Dubin opinó con respecto al malestar generado por los dichos del presidente en su último discurso, al decir que los médicos se han relajado. Sostuvo que fue una frase desafortunada, un verdadero furcio que él mismo aclaró diciendo que no tenía nada que ver con los trabajadores de la salud, de modo que no debería haber discusiones al respecto. «Me parece que está lo suficientemente aclarado el error discursivo que tuvo”, concluyó.
