La abogada Florencia Mallagray visitó los estudios de Radio Universidad para hablar de la Ley de Parto Respetado y destacó como «bueno» que se hable de la violencia obstétrica como violencia de género.
«No se hablaba de la maternidad como mandato porque ya estaba dicho que el destino de la mujer era ése y no podíamos pensar en otra cosa. Pero hace ya casi diez años atrás se comenzó a hablar en los encuentros nacionales de mujeres, en las mesas de debate, que pasaba cuando una mujer sí quería ser madre y cuáles eran sus derechos a la hora de entrar a una sala de parto o quirófano», comentó.
En el 2004 surge la ley impulsada por un grupo de mujeres que empiezan a darse cuenta de que no podían estar en condiciones de destrato o de violencia en atención a la hora del parto. Surge así la Ley 25.929 de Derechos de padres e hijos durante el proceso del nacimiento más conocida como Ley de Parto respetado.
Dicha ley tipifica los derechos de la mujer que priorizan la fisiología, el contacto piel con piel inmediato. Florencia considera esto como un gran derecho «porque se ha visto que a nivel neurológico tiene efectos cardíacos en el bebé y es altamente preventivo».
«El punto es que hay que ir contra o aprendido», remarca.
Respecto a la violencia obstétrica afirma que: «es toda intervención médica innecesaria que de algún modo empiece a patologizar esto que se estaba dando de manera natural».
Advirtió que si bien institucionalizar el nacimiento en favor de la prevención de riesgos (disminuyó considerablemente la mortalidad materno infantil) con el avance en el tiempo se empezó a sistematizar sin tener en cuenta a la mujer, «y ahí metimos la pata».
La violencia obstétrica, aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, se puede registrar de tres modos: en un trato deshumanizado, en el abuso de medicalización y en la patologización de los procesos naturales.
Destacó que Argentina tenga una ley de vanguardia y dijo: «Hay que remarcar que esta ley fue impulsada por mujeres. Entonces vemos la fuerza de las mujeres cuando nos ponemos a pensar que está bueno para nosotras e ir avanzando en esta paleta de derechos que nos permiten a nosotras, que ponemos el cuerpo, establecer puntos y resignificar lo que es nuestra fisiología, informarnos y hablar de nuestros miedos».
Por último recomendó a la comunidad informarse mas al respecto ya que: «Por ley tengo derecho a la información, a un parto normal respetuoso de los tiempos biológicos y psicológicos, a un trato íntimo que respete mis pautas culturales, derecho a estar acompañada durante todo el proceso, derecho al contacto inmediato piel con piel, y a estar informada sobre los beneficios de la lactancia y los perjuicios del consumo de alcohol y drogas durante este proceso».
