El hombre siempre quiso hacer vino en el lugar donde vivió. Ya en la época de la Colonia había vino en la zona de la Quebrada jujeña, posteriormente en los Valles.
El ingeniero Dante Aramayo, de la Cátedra de Fruticultura de la Facultad de Ciencias Agrarias, contó en el segmento “Conceptos en Movimientos” de Cátedra Abierta, sobre la alternativa en vinos que hay en nuestra provincia.
Jujuy tenía bodegas en la zona de los Pericos. Hoy cerradas por presión de bodegas de otras provincias. Una ley es la que impide que las bodegas jujeñas sigan con la producción de vinos. Jujuy hacía vinos con vitis labrusca y la ley decía que debía hacerse con vitis vinifera.
Se hacía con la uva Monterrico, no era muy conocida. Para Córdoba, en Colonia Caroya, se hizo una excepción, allí se produce con uvas vitis labrusca, porque ellos aducen que su producción tiene una larga tradición y que la legislación no podía ir en contra de la vieja tradición, porque los dejaría sin trabajo.
La ley impedía el desarrollo de esta zona. La vitis labrusca es de origen Americano, su genética esta acomodada a zonas lluviosas las otras uvas, vitis vinifera, de Asia Menor, está adaptada a veranos secos. La uva Monterrico tiene una ventaja, no se enferma nunca. Por legislación, no se puede hacer vino de esta uva. Poniéndole otro nombre, obviando la palabra legal, es permitido.
En la actualidad el cultivo está centrado en la Quebrada de Humahuaca. Aquí las precipitaciones son muy bajas. La vid es bastante fácil de mantenerla libre de enfermedades. Otro agregado es la amplitud térmica y alta insolación por los pocos dias nublados. Esto hace que la uva sea de alta calidad en color, aroma y sabor.
Un vino, de una de las bodegas de Purmamarca, se presentó en octubre de 2015 en un concurso nacional en Mendoza de pequeños agricultores y obtuvo medalla de plata. Fue la primera vez que hacía vinos.
El vino se intenta hacer en los climas menos adecuados. En Entre Ríos hacen vino de naranja. Algunos hacen vodka con papa, es el caso en Rusia. El vino tiene conexión con el estatus social.
Jujuy es distinta a las provincias vitivinícolas, en lo reducido de la superficie disponible. Por ejemplo, la producción es menor a la de Cafayate. Es una desventaja porque nunca habrá empresas grandes como en Cafayate. Lo que se puede hacer es buscar el detalle fino y elegante. Tiene que ser llamativa al ser pequeña. Es por eso que en Jujuy nunca habrá una gran empresa para la producción de vinos. Es para pequeños emprendimientos.
Algunos empresarios obtienen dinero de otras empresas y luego compran tierras o las alquilan en el norte, haciendo de esto un hobbie caro, no un medio de vida. Esto es más que nada una forma de tener prestigio. En la Quebrada de Humahuaca, el ambiente es favorable para hacer vinos, de alta calidad.
De allí, que en el norte jujeño se ha diversificado su oferta laboral en función al turismo. Se vio a la viticultura de carácter familiar, no empresarial. Algunos pueden, por medio de la tecnología, hacer vinos de alta calidad, en un tacho de fermentación.
Gracias al Instituto Nacional de Vitivinicultura, en el 2001 se generó estos recipientes para la gente de escasos recursos. Tecnología apropiada para pequeños productores. Es la categoría del productor casero. Esto influye en las familias y hace que se queden en el lugar, manteniendo la cultura. En la quebrada jujeña solo hay mil hectáreas cultivables, es por eso que los vinos son de calidad y dejan su sello en cuanto a sabor, color y aromas.
