Lo que los jujeños llamamos feria proviene del mundo cultural andino, porque cuando la naturaleza no es favorable en algunas regiones los lugareños deben movilizarse para conseguir comida e intercambiar, esto genera culturas comerciantes y esto tiene más de seis mil años en nuestra puna, en el Alto Perú, en toda la zona andina.
Entonces hay que entender que la actitud de comerciar como un complemento entre la agricultura, la ganadería y el estado tiene una larga tradición como la tienen los árabes y los chinos, solo que nos parece más común ver a un árabe realizar esta actividad. El primer desarrollo comercial en Jujuy fue realizado por árabes, empezaron a vender en las calles.
El ciudadano jujeño no sólo tiene la costumbre de salir a vender, sino también la de salir a comprar en ferias, nos gusta comparar al paso y eso es parte de nuestra cultura, lo que permite que los denominados feriantes se ubiquen sobre calles donde hay un gran afluente de personas como en el Puente Lavalle, en calle Dorrego entre otros puntos de la ciudad. Por ello es muy difícil reubicarlos.
El contador Raúl Llobeta explicó al respecto que “la lógica de la feria es por donde pasa gente hay cliente, por donde hay cliente hay venta”, continuó diciendo que “la feria es el resultado de la pobreza de la gente que tiene que buscar algo para vivir y de la costumbre del consumidor”.
Además dio su punto de vista sobre la polémica instaurada sobre la ubicación de los vendedores ambulante: “lo que veo que en Jujuy hay una falta de planificación urbana general, en la gestión municipal se lo denomina ABCD, el A es para el alumbrado, el B es para el barrido y la basura, el C es para la cunetas y las calles y el D es el desarrollo urbano, ver a la ciudad como un ser vivo porque vemos que de pronto en una parte del cuerpo se amontona sangre, pero tenés que ver toda la ciudad para moverlo, yo creo que no hay esa mirada de la ciudad como un todo y donde se persigue los feriantes, debemos tomar como sociedad a este tema con seriedad y dejar de aparentar hacer cosas y ponernos a trabajar, las ferias vana a existir en tanto exista la pobreza porque con muy poco dinero se puede instalar un puesto”.
Muchos de los que habitamos estas tierras nos quejamos y negamos el valor de las ferias, como generadora de empleo y por sobre todo como parte de nuestra cultura, se los niega porque la en su mayoría son descendientes de andinos, son coyas. Sin embargo en otras sociedades como el europeo y volviendo a los árabes jamás se los negó, es más sus gobiernos lo ayudaron a seguir creciendo, pero acá se cruza un racismo que no quiere se quiere ver, pero se los rechaza.
Desde el gobierno, no solo el actual también el anterior apostaron por la producción tabacalera, cañera y minera, pero cada vez son más los desempleados y son menores las posibilidades de obtener empleo. Toda la producción minera da dos mil puestos de trabajo, una de las ferias del barrio Alto Comedero da siete mil puestos de trabajo, se podría decir que son los empresarios más atrevidos porque arriesgan sus capitales, son demasiados trabajadores.